“¿Es tuyo?” preguntó Ohno, señalando al piano negro, que se encontraba en la esquina de la habitación.
“Ah… Sí. Lo tengo desde hace un tiempo” respondió Nino, saliendo de la cocina llevando 2 vasos de agua. Llegó hasta donde Ohno estaba y le entregó uno.
“Gracias” susurró Ohno, sin dejar de observar el piano.
“No sabía que podías tocar el piano…”
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